De las más de 3.000 especies de termitas identificadas actualmente, existen unas 160 de la subfamilia Macrotermitinae, que a diferencia de las demás especies, no pueden digerir la celulosa de la madera. La función que realizan las termitas en la naturaleza, descomponiendo la materia vegetal, es un poco diferente para estas especies originarias de África. Esta especie ha establecido una relación simbiótica con un hongo de la familia de la Lepiota, que les permite alimentarse a partir de las hojas cultivadas para producir hongos. Para ello crean jardines húmedos ventilados donde crece el micelio del hongo Basidiomycete, a partir de las hojas que recolectan e introducen al termitero bastamente masticadas.
Ahora, unos fósiles localizados en Tanzania, han permitido descubrir que este tipo de termitas cultivadoras de hongos existen al menos desde hace 31 millones de años. Se calcula que el 90 por ciento de la madera de los bosques en ecosistemas secos es digerida por las termitas, por lo que según el investigador Paul Filmer, director del estudio, conocer el desarrollo de la relación simbiótica entre termitas y hongos ayuda a entender la historia de estos bosques.
El desarrollo de esta habilidad por parte de las termitas pudo ser clave para su extensión a otros lugares menos favorables como las secas sabanas o llegar hasta Asia.
Se trata de un dato más sobre la antigüedad de las termitas sobre la tierra, y que nos hace comprender una vez más que aunque se denominen la plaga invisible, siempre han estado ahí. El número de especies de termitas es prácticamente igual al número de mamíferos que habitan el planeta.
Precisamente este mes ha sido descubierta otra especien nueva de termita en el Parque Nacional de Tayrona en el Caribe, bautizada como Cryptotermes colombianus.