Una de las fachadas de la catedral de Valencia correo serio peligro de derrumbe por culpa de una plaga de termitas y de las filtraciones de agua. Según el arquitecto del templo, Salvador Vila hay un riesgo de “colapso parcial” en la fachada renacentista de la Lonja de los Canónigos.
A esta situación se ha llegado, después de que lleve cuatro años sin aprobarse un proyecto de restauración urgente que se presentó en 2014 a la Dirección General de Patrimonio, de la Consejería de Cultura.
El daño provocado por la plaga de termitas y las filtraciones de agua han hecho que las cuarenta vigas del siglo XVI, que sujetan el mirador, hayan sido apuntaladas antes el riesgo de derrumbe.
Según el propio arquitecto, aunque una empresa de control de plagas en Valencia ha efectuado un tratamiento de control de termitas y se da por controlada la plaga. Un estudio realizado por georadar revela que “las vigas radiales, de 45 centímetros de anchura, que sostienen la techumbre de madera se encuentran gravemente afectadas por diversas patologías, principalmente termitas o por el propio pudrimiento derivado de las filtraciones de agua”. De esta manera, la primera planta y una de las terrazas no se pueden utilizar por su deterioro.
Desde el Arzobispado tienen claro que la Consejería de Cultura es quien tiene que tomar cartas en el asunto, ya que “«es un monumento en peligro de pérdida y puede dañar objetos e incluso personas». Por su parte, la consejería alega que no ha recibido ningún proyecto de rehabilitación para actuar sobre las vigas y asegura que recibió uno relacionado con esa zona en 2013, pero que permanece bloqueado, al igual que otras tres propuestas más de actuación.
La Lonja de los Canónigos, conocida como la “Obra Nova”, fue diseñada en 1566 en estilo renacentista por Gaspar Gregori. Es una tribuna mirador de tres alturas abiertas al exterior, cuya función era la visión de procesiones y diversos actos. Esta fachada y demás restos arquitectónicos han convertido a la Catedral de Valencia en un Bien de Interés Cultural.