Desde hace décadas la comunidad científica lleva debatiendo sobre la relación entre las termitas y las cucarachas. Ahora, y tras muchos años de discrepancias, la Sociedad Entomológica de Estados Unidos ha decidido quitar la orden de las termitas e incluirlas en la orden Blattodea, familia a la que pertenecen las cucarachas.
A pesar de que parece un cambio importarte dentro de la comunidad científica, estas discrepancias comenzaron en la década de los años 30 y han llegado hasta 2007, cuando los investigadores D. Inward, G. Beccaloni y P. Eggleton publicaron un estudio sobre el ADN de las termitas y lo englobaron dentro de la familia de las cucarachas.
Si termitas y cucarachas son las plagas que más asiduamente sufrimos en el Gran Bilbao ahora descubrimos que son primas, hermanas. En un primer momento, ambos insectos poco tienen en común. Las termitas trabajan en grupo, dividen el trabajo en castas, mientras que las cucarachas son criaturas solitarias, sin tener en cuenta que su aspecto físico es totalmente diferente. De hecho, siempre se ha relacionado las termitas con las hormigas por su forma de convivir y su estructura, aunque poco tienen que ver.
Un ancestro común entre termitas y cucarachas
No obstante, el estudio realizado en 2007 confirmó que ambas especies tienen un ancestro en común, gracias al análisis molecular que aseguró que las termitas son cucarachas socializadas.
Aunque si se ha vuelto a recalificar las termitas, desde la comunidad internacional se insiste en que las termitas no deben ser llamadas cucarachas, aunque formen parte de la misma familia. Científicamente, las termitas son cucarachas eusociales, es decir, que tienen una organización social y que se alimentan de madera, mientras que no todas las cucarachas comen madera.
Este reordenamiento social de las termitas abre un nuevo campo de investigación, ya que se calcula que las termitas evolucionaron de cucarachas ancestrales solitarias hace unos 150 millones de años, 50 millones de años antes que las abejas, las hormigas o las avispas.